
Hoy cuando ha venido Eva, me ha traido unos pimienos rojos. Los ha cultivado su marido, Pedro, pero la semilla era mia y se la proporcioné hace meses. Eran una docena y media. He preparado una barbacoa portatil y ahora ya están en un caldero enfriandose. Mañana temprano estaré en Valdecilla y cuando regrese a casa, intentaré, ya frios, limpiarles y congelarles. Reservaré unos pocos para comerles con unas sardinillas que me ha dado Carmen. Son tareas que hay que realizarlas con tranquilidad pues las brasas actuan lentamente sobre los pimientos y hay que darles vueltas con cuidado para que el pimiento esté asado por todos los lados. Hay que reconocer que son bellos y atractivos Lo que dije hace poco, no hay día sin su afán. Pues eso. Salud y bienestar para todos.
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