He finalizado ahora mismo un libro de Paul Theroux (El último tren a la zona verde). Este hombre, hace 15 años publicó un libro donde recogia las experiencias del viaje que hizo desde Egipto hasta Ciudad del Cabo. En el libro que acabo de leer, cuenta el viaje inverso. Solo utiliza transporte público pues quiere conocer con mas detalle la situación de paises como Sudafrica, Namibia, Boswana y Angola. Algunos de esos paises y parte de su recorrido les conozco, en parte, pues he estado en dos ocasisones. Eran viajes diferentes y representan conocimientos e informaciones distintas. Su proyecto era ascender por el Congo y Nigeria. Pero desistió fundamentalmente por la pésima impresión que le ofrecieron las ciudades a las que llegaba y conocia. La miseria que rodeaba a estas ciudades era tan enorme que decidió abandonar. Este hombre que ha viajado por todo el mundo y en condiciones muy precarias, dice que "cuanto mas se viaja, mas crece mi instinto hogareño. Con la edad, los consuelos del hogar asumen más significado". Cita a Camus, "cuando un hombre ha aprendido cómo vivir a solas con su sufrimiento... entonces le queda poco por aprender". El final de su relato rezuma desilusión y pesadumbre a pesar de manifestar sentirse optimista. Se reafirma en sus valores y creencias: "creo en el bosque, en la pradera y en la noche durante la cual crece el maiz y todas las plantas". Eso me pasa a mi. He viajado bastante y leido mas, y tengo un sentimiento de pesadumbre con las noticias que se escuchan, pero recobro la ilusión cuando desayunando y desde la ventana de mi cocina tengo la imagen que se ve arriba. Veo los árboles sin hojas en invierno, con flores en primavera y con sus frutso en verano. El paso del tiempo no me lo dice solo el calendario. Aprecio como van creciendo cada día las peras despùés de la noche, y las deseo pero no para comerlas sino como la realidad que sustenta la ilusión de cada dia. Otro día mas.
El otro día, Carmen, me ha dado esta pieza de carne (codillo) que se ve a la izquierda. Las compra en Ikea, las congela y las va comiendo con Roberto cuando desean. Una vez descongelada, yo la he calentada en el horno. Simplemente es calentarla, pues ya está preparada y asada. No hay que sazonarla pues ya viene totalmente hecha. Es una pieza para dos personas y en mi caso, para dos veces. Hoy he comido la parte que se ve en la foto inferior. Mañana, 2ª parte. Este plato le acompaño con ensalada de tomate. El aspecto es muy bueno y está muy bien cocinado tanto en el sabor como en el punto. La verdad es que es un acierto.. No me importaría tener alguna pieza más en el congelador. Me dispongo a sentarme y leer algo, cuando por la radio se cuenta cómo se está desarrollando la marcha de la Diada en Barcelona. Para poner una música que sintonize con este acontecimiento, voy a escuhcar a Los Relmapagos. Volveré a escuchar canciones como Nit de Llampecs o La Santa Espina, cancio
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