Eran casi las 8:00 de la mañana. Tomaba el café mirando el amanecer desde la ventana de mi cocina, y ví este espectáculo. Ese color y su intensidad, dura poco mas de cinco minutos. Tomé la máquina de fotos, que habitualmente ya está desenfundada, y desde el porche, rodeado de gatos que desayunaban, hize esta foto. Creo que ha salido bien. No deja de ser un amanecer otoñal que preludia la llegada del invierno. Ahora el día tiene su color habitual. A quien madruga, Dios ayuda. Estos espectáculos de breve duración solo se pueden ver en horas "especiales". Ayer, Miguel ha arado la tierra del invernadero. Ha quedado esplendida y dentro de poco saldré para alisarla y poner ya unas plantas (lechugas, lombardas, romanescos y guisantes) que ya tengo dispuestas. La vida continúa.
El otro día, Carmen, me ha dado esta pieza de carne (codillo) que se ve a la izquierda. Las compra en Ikea, las congela y las va comiendo con Roberto cuando desean. Una vez descongelada, yo la he calentada en el horno. Simplemente es calentarla, pues ya está preparada y asada. No hay que sazonarla pues ya viene totalmente hecha. Es una pieza para dos personas y en mi caso, para dos veces. Hoy he comido la parte que se ve en la foto inferior. Mañana, 2ª parte. Este plato le acompaño con ensalada de tomate. El aspecto es muy bueno y está muy bien cocinado tanto en el sabor como en el punto. La verdad es que es un acierto.. No me importaría tener alguna pieza más en el congelador. Me dispongo a sentarme y leer algo, cuando por la radio se cuenta cómo se está desarrollando la marcha de la Diada en Barcelona. Para poner una música que sintonize con este acontecimiento, voy a escuhcar a Los Relmapagos. Volveré a escuchar canciones como Nit de Llampecs o La Santa Espina, cancio
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